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Referencias Cruzadas
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2 Samuel 7:23

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¿Quién más es tan afortunado como tu pueblo Israel? ¿A quién más en la tierra fue Dios a redimir para hacer su propio pueblo? Te ganaste una reputación maravillosa por todas las cosas grandes y asombrosas que hiciste al expulsar a otras naciones y a sus dioses delante de tu pueblo cuando lo redimiste de Egipto.

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36 Referencias Cruzadas  

Hiciste tuyo a tu pueblo Israel para siempre, y tú, Señor, te has convertido en su Dios.

¿Quién más es tan afortunado como tu pueblo Israel? ¿A quién más en la tierra fue Dios a redimir para hacer su propio pueblo? Te ganaste una maravillosa reputación por todas las cosas tremendas y asombrosas que hiciste al expulsar a otras naciones ante tu pueblo cuando lo redimiste de Egipto.

Ellos son tus siervos y nuestro pueblo. Los has salvado con tu gran poder y tu increíble fuerza.

obrando toda clase de milagros en la tierra de Cam, haciendo cosas maravillosas en el mar Rojo.

Liberó a su pueblo. Y ordenó que su pacto perdurará para siempre. ¡Su nombre es santo e imponente!

Ellos hablarán del poder de tus actos, y yo diré cuán maravilloso eres.

Él no ha hecho estas cosas por ninguna otra nación, pues ellos no conocen sus leyes. ¡Alaben al Señor!

Señor y Dios mío, has hecho tantas cosas maravillosas por nosotros, y nos tienes tantos planes preparados. Nadie se compara contigo. Quiero decirles a todos las cosas que has hecho, las bendiciones son tantas que ni las puedo contar.

No conquistaron la tierra con sus espadas; no fue a través de su fuerza que ganaron la victoria, fue por tu fuerza, tu poder, y tu compañía, porque los amabas.

En tu bondad nos respondes a través de las cosas maravillosas que haces, oh Dios, por nuestra salvación. Todos los habitantes de la tierra pueden confiar en ti, incluso los que navegan en océanos lejanos.

Digan a Dios: “¡Grandes son tus maravillas! ¡Tus enemigos se arrodillan ante ti por causa de tu poder!

Esa misma noche recorreré todo Egipto y mataré a todos los primogénitos de las personas y los animales, y traeré la condenación a todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.

“¿Cómo sabrán los demás que eres feliz conmigo y con tu pueblo si no nos acompañas? ¿Cómo podría alguien separarnos a mí y a tu pueblo de todos los demás pueblos que viven en la tierra?”

Yo los convertiré en mi propio pueblo. Entonces sabrán que soy el Señor su Dios, que los rescató de la esclavitud en Egipto.

A estas alturas ya podría haber extendido mi mano para atacarte a ti y a tu pueblo con una plaga que te habría destruido por completo.

Sin embargo, te he dejado vivir para que veas mi poder, y para que mi reputación sea conocida por toda la tierra.

“Tú realizaste señales y milagros en Egipto, y lo sigues haciendo hoy, tanto aquí en Israel como entre todos los pueblos del mundo. Gracias a ello te ganaste una gran reputación, y esto sigue siendo así hoy.

Sacaste a tu pueblo Israel de Egipto con señales y milagros, con tu gran poder y fuerza que aterrorizaba a la gente.

Pero actué para no ser mal representado, para no perder el respeto a los ojos de las otras naciones que vivían cerca de ellos y que me habían visto revelarme a Israel al sacarlos de Egipto.

Cuando los sacerdotes bendigan a los israelitas en mi nombre, yo los bendeciré”.

Por eso lo alabamos, por su gloriosa gracia que con tanta bondad nos dio en su Hijo amado.

Es a él a quien deben alabar, y es su Dios, que ha realizado para ustedes estos increíbles y asombrosos milagros que han visto con sus propios ojos.

No olviden que una vez fueron esclavos en Egipto, y el Señor su Dios los liberó. Por eso hoy les doy esta orden.

¡Cuán bendito eres, Israel! ¿Hay alguien como tú, un pueblo salvado por el Señor? Él es el escudo que te protege, la espada que te da confianza. Tus enemigos se estremecerán ante ti, y tú los pisotearás.

Le rogué al Señor diciendo: “Por favor, Señor, Dios, no destruyas a tu pueblo que te pertenece, a los que rescataste y sacaste de Egipto con tu gran poder.

Pues él se entregó a sí mismo por nosotros, para podernos libertar de toda nuestra maldad, y para limpiarnos para él, como un pueblo que le pertenece, y que está dispuesto a hacer el bien.

Los cananeos y todos los que viven en la tierra vendrán y nos rodearán y nos aniquilarán tan completamente que incluso nuestro nombre será olvidado. ¿Y qué pasará con tu gran nombre?”

En cambio, ustedes son una familia elegida de manera especial, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo que pertenece a Dios. Por eso, pueden revelar las cosas maravillosas que él ha hecho, al sacarlos de la oscuridad a su luz admirable.

Ellos cantaban un cántico nuevo: “Tú eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, pues tú fuiste inmolado y con tu sangre redimiste para Dios gentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación.




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