Mientras el Arca del Señor era transportada a la ciudad de David, la hija de Saúl, Mical, miraba desde una ventana. Vio al rey David saltando y danzando ante el Señor, y realmente lo aborreció.
David también dio instrucciones a los jefes de los levitas para que asignaran de entre sus parientes a cantores que cantaran con alegría, acompañados por músicos que tocaran liras, arpas y címbalos.
Luego David, los ancianos de Israel y los comandantes del ejército de mayor rango, fueron con gran celebración a traer el Arca del Pacto del Señor desde la casa de Obed-Edom.
Así que todo Israel trajo de vuelta el Arca del Pacto del Señor con mucha gritería, acompañada de cuernos, trompetas y címbalos, y música tocada con arpas y liras.