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Referencias Cruzadas
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2 Samuel 3:35

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Entonces la gente se acercó a David y trataron de persuadirlo para que comiera algo durante el día. Pero David hizo un juramento, diciendo: “¡Que Dios me castigue severamente si como pan o cualquier otra cosa antes de la puesta del sol!”

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13 Referencias Cruzadas  

Se lamentaron, lloraron y ayunaron hasta la noche por Saúl y su hijo Jonatán, y por el ejército del Señor, los israelitas, que habían muerto a espada.

Sus superiores se acercaron a él y trataron de ayudarle a levantarse del suelo, pero no quiso y rechazó sus llamados para ir comer.

Sus manos no estaban atadas, sus pies no tenían grilletes. Pero al igual que la víctima de un asesino, tú también fuiste asesinado”. Todo el pueblo lloró aún más por él.

Todos vieron esto y pensaron que era lo correcto, de la misma manera que pensaban que todo lo que hacía el rey era lo correcto.

¡Que Dios me castigue severamente si no ayudo a David a cumplir lo que el Señor le ha prometido!

todos sus combatientes fueron a recuperar los cuerpos de Saúl y de sus hijos. Entonces los trajeron de vuelta y los enterraron bajo el gran árbol de Jabes. Luego ayunaron durante siete días.

No se celebrarán recepciones fúnebres para consolar a los que lloran; ni siquiera se ofrecerá una bebida reconfortante ante la pérdida de un padre o una madre.

Llora en silencio. No hagas ningún ritual por el muerto. Vístete normalmente: ponte el turbante y ponte las sandalias en los pies. No te tapes la cara y no comas el pan que usan los dolientes”.

“Entonces harás lo mismo que yo. No te velarás la cara ni comerás el pan que usan los dolientes.

Los israelitas fueron y clamaron ante el Señor hasta el atardecer y preguntaron: “¿Debemos ir a atacar de nuevo a los benjamitas, nuestros parientes?” “Vayan y atáquenlos”, respondió el Señor.

Entonces todos los israelitas y todo su ejército fueron a Betel y se sentaron allí a llorar ante el Señor. Ese día ayunaron hasta la noche y dieron holocaustos y ofrendas de comunión al Señor.

Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré enterrada. Que el Señor me castigue duramente si dejo que algo que no sea la muerte nos separe”.

“¿Qué te ha dicho?” preguntó Elí. “No me lo ocultes. Que Dios te castigue muy severamente si me ocultas algo de lo que te dijo”.




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