Abner también habló con la gente de Benjamín y fue a Hebrón para comunicarle a David todo lo que los israelitas y toda la tribu de Benjamín habían decidido hacer.
Entonces Abner le dijo a David: “Déjame ir inmediatamente y convocar a todo Israel para una reunión con mi señor el rey, para que se pongan de acuerdo contigo y puedas gobernar todo lo que quieras”. Entonces David envió a Abner sano y salvo.
En el tercer año de su reinado organizó una fiesta para sus funcionarios y administradores. Los comandantes del ejército de Persia y Media, los nobles y los funcionarios provinciales estaban allí con él.
Cuando Abigail volvió a casa de Nabal, éste estaba en la casa, de fiesta como un rey. Se sentía muy alegre y estaba muy borracho. Así que ella no le dijo nada hasta la mañana.