David dijo: “Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, como su padre lo fue conmigo”. Así que David envió representantes para llevar sus condolencias a Hanún por la muerte de su padre. Pero cuando llegaron al país de los amonitas,
Acabas de llegar aquí, así que ¿por qué voy a hacerte vagar con nosotros ahora, cuando ni siquiera yo sé a dónde voy? Vuelve y llévate a tus hombres contigo. Que el Señor te muestre bondad y fidelidad”.
El rey le preguntó: “¿Queda alguien de la familia de Saúl a quien pueda mostrar mi bondad como se lo prometí ante Dios?” “Todavía queda uno de los hijos de Jonatán, que es cojo de ambos pies”, respondió Siba.
“No temas – le dijo David – porque de verdad seré bondadoso contigo por amor a tu padre Jonatán. Te devolveré toda la tierra que poseía tu abuelo Saúl, y siempre comerás en mi mesa”.
Desde los cielos él envió su ayuda, y me salvó. Él derrota a aquellos que me persiguen. Selah. Dios me envía su gran amor, mostrándome que es digno de confianza.
El Señor pasó por delante de él, gritando: “¡Yahvé! Yahvé! ¡Soy el Dios de la gracia y la misericordia! Soy lento para enojarme, lleno de amor eterno, siempre fiel.
“¡Nuestras vidas por las vidas de ellos!” le respondieron los hombres. “Si no le dices a nadie sobre esto, te trataremos justa y fielmente cuando el Señor nos entregue la tierra”.
Sin embargo, al partir, Noemí le dijo a sus dos nueras: “Vuelvan cada una a la casa de sus madres, y que el Señor sea tan bueno con ustedes como lo ha sido conmigo y con los que han muerto.