Abner miró hacia atrás y preguntó: “¿Eres tú, Asahel?” “Sí, soy yo”, respondió Asahel.
Persiguió a Abner con una determinación absoluta.
Abner le dijo: “¡Déjame en paz! Ve a pelear con otro y toma sus armas para ti”. Pero Asahel se negó a dejar de perseguirlo.