Una tarde, David se levantó de dormir la siesta y se paseó por el tejado del palacio. Desde el tejado vio a una mujer bañándose, una mujer muy hermosa.
Entonces Amnón sintió rechazo por Tamar con un odio inmenso. Su odio era tan fuerte que era mayor que el amor que le había tenido antes. “¡Levántate! ¡veye de aquí!”, le dijo.