Porque cuando llegues al final de tu vida y te unas a tus antepasados en la muerte, llevaré al poder a uno de tus descendientes, a uno de tus hijos, y me aseguraré de que su reino tenga éxito.
Natán se dirigió a Betsabé, la madre de Salomón, y le preguntó: “¿No te has enterado de que Adonías, hijo de Jaguit, se ha convertido en rey, y su majestad el rey David ni siquiera lo sabe?
Entonces el rey David dijo a todos los allí reunidos: “Mi hijo Salomón, elegido sólo por Dios, es joven e inexperto, y el trabajo a realizar es grande porque este Templo no será para el hombre, sino para el Señor Dios.
¿No fueron matrimonios como estos los que hicieron pecar al rey Salomón de Israel? No hubo en ninguna nación un rey como él. Dios lo amaba y lo hizo rey de todo Israel, pero incluso a él lo hicieron pecar las mujeres extranjeras.
A Benjamín le dijo: “Que el que ama el Señor se mantenga seguro y a salvo en el Señor. El Señor siempre lo protege, dejándolo descansar sobre sus hombros”.