2 Samuel 12:10

Versión Biblia Libre

Por ello tus descendientes siempre se enfrentarán a la espada porque me has despreciado y robaste la mujer de Urías’.

Referencias Cruzadas

Génesis 20:3

Pero Dios se le apareció a Abimelec en un sueño, y le dijo: “¡Presta atención! Morirás, porque la mujer que has tomado ya está casada. Ella tiene un esposo”.

2 Samuel 18:33

El rey se derrumbó. Subió a la sala sobre la puerta y lloró. Mientras caminaba, sollozaba: “¡Hijo mío Absalón! ¡Hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!”

1 Reyes 15:5

Porque David había hecho lo que era justo ante los ojos del Señor, y no se había desviado de nada de lo que el Señor había ordenado durante toda su vida, excepto en el caso de Urías el hitita.

Proverbios 17:13

Si pagas con mal el bien, el mal nunca saldrá de tu casa.

Amós 7:9

Los lugares altos de los descendientes de Isaac serán derribados, y los lugares santos de Israel serán destruidos. Con espada en mano, me levantaré contra la casa de Jeroboam”.

Números 11:20

La comerán durante un mes entero hasta que vomiten y les salga por las narices, porque han rechazado al Señor, que está aquí con ustedes, y se han quejado de él diciendo: ‘¿Por qué se nos ocurrió salir de Egipto?’”

Mateo 26:52

Pero Jesús le dijo: “Guarda tu espada. Todo el que pelea con una espada, morirá a espada.

Mateo 6:24

Nadie puede servir a dos amos. Odiarán a uno y amarán al otro, o serán devotos a uno y despreciarán al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y al dinero a la vez.

Romanos 2:4

¿O es que menosprecias su maravillosa bondad y tolerancia, sin darte cuenta de que Dios, en su bondad, está tratando de conducirte al arrepentimiento?

1 Tesalonicenses 4:8

Así que todo el que rechaza esta enseñanza, no está rechazando lo que dice un ser humano, sino que está rechazando a Dios, quien es el que da su Espíritu Santo.

1 Samuel 2:30

“En consecuencia, esta es la declaración del Señor: Hice la promesa definitiva de que tu familia y la de tu padre me servirían siempre como sacerdotes. Pero ahora el Señor declara: ¡Ya no más! En cambio, honraré a los que me honran, pero trataré con desprecio a los que me desprecian.