Joab se dio cuenta de que tendría que luchar tanto delante como detrás de él, escogió algunas de las mejores tropas de Israel y se puso al frente de ellas para dirigir el ataque a los arameos.
Los amonitas establecieron sus líneas de batalla cerca de la entrada de la puerta de su ciudad, mientras que los arameos de Soba y Rehob y los hombres de Tob y Maaca tomaron posiciones por su cuenta en los campos abiertos.
David envió el ejército dividido en tres secciones. Un tercio estaba al mando de Joab, otro tercio estaba al mando de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y otro tercio estaba al mando de Ittai el geteo. El rey dijo a los hombres: “Yo mismo saldré a la batalla con ustedes”.
Judá se dio la vuelta y se dio cuenta de que tenían que luchar por delante y por detrás. Clamaron al Señor pidiendo ayuda. Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas,