Entonces Joab le dijo: “Si los arameos son más fuertes que yo, ven a ayudarme. Si los amonitas son más fuertes que tú, yo vendré a ayudarte.
Al resto del ejército lo puso bajo el mando de Abisai, su hermano, pues también debían atacar a los amonitas.
Sé valiente y lucha lo mejor que puedas por nuestro pueblo y las ciudades de nuestro Dios. Que el Señor haga lo que considere bueno”.
Dondequiera que estén y oigan el sonido de la trompeta, corranpara unirse a nosotros allí. Nuestro Dios luchará por nosotros”.
pero yo he orado por ti, para que tu fe no fracase. Y cuando hayas regresado, anima a tus hermanos”.
Los que de nosotros son espiritualmente fuertes deben apoyar a los que son espiritualmente débiles. No debemos simplemente complacernos a nosotros mismos.
Sobrelleven unos las cargas de los otros, pues de esta manera cumplen la ley de Cristo.