Nosotros no seguimos mitos inventados cuando les hablamos sobre la venida poderosa de nuestro Señor Jesucristo, pues nosotros mismos vimos su majestad.
¿Quién podrá sobrevivir en el día de su venida? ¿Quién puede permanecer en pie delante de él cuando aparezca? Porque él será como un horno ardiente que refina el metal, o como el jabón fuerte que limpia las manchas.
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, junto con sus ángeles. Entonces le dará a cada uno lo que merece conforme a lo que haya hecho.
Cuando Jesús se sentó en el Monte de los Olivos, los discípulos vinieron donde él estaba y en privado le preguntaron: “Por favor, dinos cuándo ocurrirá esto. ¿Cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?”
Todos estaban asombrados por esta demostración del poder de Dios. Sin embargo, aunque todos estaban impresionados por todo lo que él hacía, Jesús les advirtió a sus discípulos:
Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a esparcir la buena noticia, y ni siquiera con sabiduría y elocuencia humana, de lo contrario la cruz de Cristo no tendría validez.
Hermanos y hermanas, cuando vine a ustedes no traté de impresionarlos con palabras excepcionales, o con gran sabiduría, cuando les dije lo que Dios quería decirles.
No somos como la mayoría, que hacen negocios con la palabra de Dios por conveniencia. Muy por el contrario: somos sinceros al predicar la palabra de Dios en Cristo, sabiendo que él nos ve.
Pero sí hemos renunciado a los actos secretos y vergonzosos. No actuamos con engaño ni distorsionamos la Palabra de Dios. Nosotros demostramos lo que somos al revelar la verdad ante Dios, a fin de que todos puedan decidirse a conciencia.
Ya no deberíamos ser más como niños, sacudidos por cualquier viento de doctrina, confundidos por los engaños humanos, y conducidos al error por personas astutas que hacen planes engañosos;
Él creará nuevamente nuestros defectuosos cuerpos humanos para que sean como su cuerpo glorioso, por medio del poder con el cual él controla todas las cosas.
Pues lo que nos da esperanza, lo que nos da felicidad, lo que nos hace sentir realmente orgullosos al estar en presencia de nuestro Señor Jesucristo cuando regrese, es tenerlos a ustedes allí también.
Él (el hombre de anarquía) viene a hacer la obra de Satanás, y tendrá todo tipo de poderes, usará milagros, y llevará a cabo sorprendentes pero engañosas manifestaciones.
Ellos no deberían preocuparse por leyendas ni obsesionarse interminablemente en cuanto a linajes. Tales ideas solo conducen a debates sin sentido, y no a una comprensión de Dios mediante la fe en él.
Pues con avaricia los explotarán a ustedes con historias falsas. Sin embargo, ellos ya están condenados: su sentencia ha estado colgando de sus cuerpos hace mucho tiempo, y su destrucción no tardará.
Miren que viene rodeado de nubes, y todos lo verán, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por él. ¡Que así sea! Amén.