Por la mañana, siembra tu semilla. Por la tarde, no te detengas. Porque no hay manera de saber qué cosecha crecerá bien: una puede ser rentable, o la otra, o tal vez ambas.
den, y recibirán de vuelta con generosidad. ¡Cuando a ustedes les den, será apretado, para que haya lugar para más, y estará desbordándose y derramándose en sus regazos! Porque lo mucho que ustedes den, determinará lo mucho que recibirán”.
Permítanme explicarles lo que quiero decir. Todos ustedes andan diciendo: “Yo sigo a Pablo”, o “Yo sigo a Apolo”, o “Yo sigo a Pedro”, o “Yo sigo a Cristo”.
Les digo, hermanos y hermanas, que el tiempo es corto, y de ahora en adelante, para los que están casados puede que parezca como si no estuvieran casados,
Dios, quien provee la semilla para el sembrador y da el pan para la comida, proveerá y multiplicará su “semilla” y aumentará sus cosechas de generosidad.
Por eso decidí pedir a estos hermanos que los visiten antes, y finalicen los arreglos necesarios para recoger esta ofrenda, de tal modo que esté lista como un regalo y no como una obligación.
Dios no hubiera sido injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le han demostrado mediante el cuidado que han brindado a los hermanos creyentes, lo cual es algo que todavía siguen haciendo.