Sin embargo, Rebeca escuchó lo que había dicho Esaú, y mandó a llamar a Jacob. “Mira”, le dijo, “tu hermano Esaú siente consuelo en hacer planes de matarte.
“Pero dile al rey de Judá que te ha enviado a preguntar al Señor, que le diga que esto es lo que dice el Señor, el Dios de Israel: En cuanto a lo que oíste que te leyeron,
Nosotros trabajaríamos por los extranjeros, mientras ellos trabajarían por los judíos. Su única instrucción fue que recordáramos cuidar de los pobres, algo con lo que ya estaba muy comprometido.
Pero el ungimiento que recibieron de él por medio del Espíritu vive en ustedes, y no necesitan que nadie los enseñe. El ungimiento del Espíritu les enseña todas las cosas. Esa es la verdad. No es una mentira. Así que vivan en Cristo, como se les ha enseñado.