Los que podían presentar una ofrenda de plata o bronce la traían como regalo al Señor. Todos los que tenían madera de acacia para cualquier parte del trabajo, la donaban.
Todos los hombres y mujeres israelitas que estaban dispuestos trajeron una ofrenda voluntaria al Señor por todo el trabajo de hacer lo que el Señor, a través de Moisés, les había ordenado hacer.
El siervo que recibió dos talentos también vino. ‘Mi señor’, le dijo, ‘me entregaste dos talentos. Mira, he obtenido una ganancia de dos talentos más’.
También fue designado por las iglesias para que fuera con nosotros a entregar esta ofrenda que llevamos con nosotros. Lo hacemos para honrar al Señor y para mostrar nuestro ferviente deseo de ayudar a otros.
Cualquiera sea el don que hayan recibido, compártanlo con otros entre ustedes, como un pueblo que demuestra sabiamente la gracia de Dios, en todas sus formas.