De hecho, era como una sentencia de muerte dentro de nosotros. Esto nos sirvió para dejar de depender de nosotros mismos y comenzar a confiar en Dios, quien levanta a los muertos.
Aunque fue crucificado en debilidad, ahora vive mediante el poder de Dios. Nosotros también somos débiles en él, pero ustedes podrán ver que vivimos con él mediante el poder de Dios.
Estoy feliz de tener dificultades por causa de ustedes, porque por las cosas que me ocurrieron físicamente soy parte de los sufrimientos de Cristo que él mismo sigue experimentando por causa de su cuerpo, la iglesia.