Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a esparcir la buena noticia, y ni siquiera con sabiduría y elocuencia humana, de lo contrario la cruz de Cristo no tendría validez.
¿Acaso Dios ha convertido la sabiduría de este mundo en necedad? Puesto que Dios en su sabiduría no permitió que el mundo lo conociera por medio de su propia sabiduría, sino que su plan de gracia fue que por la necedad de la buena noticia fueran salvados los que creyeran en él.
De eso hablamos, no usando palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino lo que el Espíritu enseña. Nosotros explicamos lo que es espiritual usando términos espirituales.
Pero sí hemos renunciado a los actos secretos y vergonzosos. No actuamos con engaño ni distorsionamos la Palabra de Dios. Nosotros demostramos lo que somos al revelar la verdad ante Dios, a fin de que todos puedan decidirse a conciencia.
¡Por favor, abran un espacio para nosotros en sus corazones! No le hemos hecho mal a nadie, no hemos corrompido a nadie, ni nos hemos aprovechado de nadie.