Permítanme decirlo nuevamente: por favor, no crean que estoy siendo necio. No obstante, si así lo creen, acéptenme como un necio, y permítanme jactarme un poco.
Estoy hablando como necio, pero ustedes me obligaron a hacerlo. Ustedes deberían haber estado hablando bien de mí, pues de ninguna manera soy inferior a estos “súper apóstoles”, aunque no soy nada.
No sería un necio si quisiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no me jactaré, para que nadie me tenga en un concepto más alto que lo que ve que hago o me oyen decir.