El Señor hizo entrar en pánico a los ejércitos amorreos cuando vieron a los israelitas. Los abatió con un gran golpe en Gabaón; los persiguió hasta Bet-horón, y los redujo en el camino hacia Azeca y Maceda.
Mientras Samuel presentaba el holocausto, los filisteos se acercaron para atacar a Israel. Pero aquel día el Señor tronó muy fuerte contra los filisteos, lo que los confundió totalmente, y fueron derrotados ante la mirada de Israel.