“Lo que sucede es que Dios sabe que tan pronto coman de él, verán las cosas de una manera distinta, y serán como Dios, conociendo lo que es el bien y el mal”.
“Por favor, Majestad”, continuó la mujer, “¡jura por el Señor, tu Dios, que impedirás que la persona que quiere vengar el asesinato lo empeore matando a mi hijo!” “Vive el Señor”, prometió, “ni un solo pelo de la cabeza de tu hijo caerá al suelo”.
“¿No sabes lo que ha hecho Saúl?” , respondió ella. “Se ha deshecho de los médiums y espiritistas del país. ¿Intenta tenderme una trampa y hacer que me maten?”