El rey Joaquín y todos sus oficiales militares y funcionarios oyeron lo que decía, y el rey quiso ejecutarlo. Pero cuando Urías se enteró, se asustó y huyó a Egipto.
Entonces David corrió y se paró sobre el filisteo. Tomó la espada del filisteo y la sacó de su vaina. Lo mató y luego le cortó la cabeza con la espada. Cuando los filisteos vieron que su campeón estaba muerto, dieron la vuelta y huyeron.