El niño Samuel crecía en estatura, y también crecía en cuanto a la aprobación del Señor y del pueblo.
Potifar apreció a José y su servicio, y lo puso a cargo de su casa y lo hizo responsable de todo lo que poseía.
Aférrate a la bondad y a la verdad. Átalas a tu cuello y escríbelas en tu mente.
Así tendrás buena reputación y serás apreciado por Dios y la gente.
Juan, el niño, creció y se volvió fuerte espiritualmente. Vivió en el desierto hasta que llegó el momento de iniciar su ministerio público a Israel.
El niño crecía y se fortalecía, y era muy sabio. Y la bendición de Dios estaba con él.
Y Jesús crecía continuamente y se hacía más sabio y más fuerte, y hallaba el favor de Dios y de la gente.
Cada día el Señor agregaba al grupo aquellos que iban siendo salvos.
Todo el que sirve a Cristo de este modo, agrada a Dios, y es apreciado por los demás.
Dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo.
Y el Señor bendijo a Ana con tres hijos y dos hijas. El niño Samuel creció en la presencia del Señor.
Samuel siguió creciendo. El Señor estaba con él y se aseguraba de que todo lo que decía era fiel.