Entonces todos los hombres de Judá y Jerusalén celebraron su regreso a Jerusalén, con Josafat a la cabeza, llenos de alegría por la victoria del Señor sobre sus enemigos.
Matanías, hijo de Mica, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, que dirigía la acción de gracias y la alabanza; y Bacbuqías, que era el segundo; y Abda, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.
El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi Salvador. Él es mi Dios, la roca que me protege. Me cuida del peligro. Su poder es como un escudo, y me mantiene a salvo.
Entonces Moisés y los israelitas cantaron esta canción al Señor: ¡Cantaré al Señor, porque él es supremo! Ha arrojado al mar a los caballos y a sus jinetes.
Es tan majestuoso como un toro primogénito; sus cuernos son como los de un buey salvaje. Los usará para cornear a las naciones, conduciéndolas hasta los confines de la tierra. Los cuernos representan los diez mil de Efraín, y los miles de Manasés”.
pues somos nosotros quienes estamos realmente circuncidados, adorando por el Espíritu de Dios, poniendo nuestra confianza en Cristo Jesús. No tenemos nuestra fe puesta en las capacidades humanas,