Luego le llevaron la cabeza de Isboset a David en Hebrón. Le dijeron al rey: “Aquí está la cabeza de Isboset, hijo de Saúl, tu enemigo que intentó matarte. Hoy el Señor se ha vengado de Saúl y su familia por mi señor el rey”.
Saúl les dijo: “Díganle a David que la única dote que el rey quiere para la novia son cien prepucios de filisteos muertos, como forma de vengarse de sus enemigos”. El plan de Saúl era hacer que los filisteos mataran a David.
Lo que cantaban enojó mucho a Saúl, pues no le pareció bien. Se dijo a sí mismo: “A David le han dado el crédito de haber matado a decenas de miles, pero a mí sólo a miles. Lo único que falta es darle el reino”.
así que le advirtió: “Mi padre Saúl está tratando de matarte. Así que ten cuidado mañana por la mañana: busca un lugar donde esconderte y permanece oculto.
David corrió desde Naiot en Ramá hasta donde estaba Jonatán y le preguntó: “¿Qué he hecho? ¿Qué mal he hecho? ¿Qué cosa terrible le he hecho a tu padre para que quiera matarme?”