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Referencias Cruzadas
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1 Samuel 17:37

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David concluyó: “El Señor, que me salvó de las garras del león y del oso, y del mismo modo me salvará de este filisteo”. “Ve, y que el Señor esté contigo”, respondió Saúl.

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21 Referencias Cruzadas  

Sé valiente y lucha lo mejor que puedas por nuestro pueblo y las ciudades de nuestro Dios. Que el Señor haga lo que considere bueno”.

“Ahora, hijo mío, que el Señor te acompañe para que logres construir la casa del Señor, tu Dios, tal como él dijo que lo harías.

Tienes muchos trabajadores, como canteros, albañiles, carpinteros y toda clase de artesanos del oro, la plata, el bronce y el hierro, sin límite. Así que ponte en marcha, y que el Señor te acompañe”.

Señor, tú eres mi protección. ¿Cómo puedes decirme “Huye hacia las montañas como las aves?”

El Señor está conmigo, así que no tengo nada que temer. Nadie podrá herirme.

De día clamé a ti por ayuda, y tú me respondiste. Me animaste y me hiciste fuerte.

Porque eres quien me ayuda, canto feliz bajo tus alas.

Recuerdo lo que has hecho, Señor. Recuerdo las maravillas que hiciste hace mucho tiempo.

“Si nuestro Dios, a quien servimos, así lo desea, él es capaz de rescatarnos del horno de fuego ardiente. Él nos salvará de su poder, Su Majestad.

Te obedeceremos como obedecimos a Moisés en todo. Que el Señor Dios esté contigo como estuvo con Moisés.

Más tarde, Booz llegó de Belén y le dijo a los segadores: “¡El Señor esté con ustedes!”. Y ellos respondieron: “¡El Señor lo bendiga!”.

He matado leones y osos, y este pagano filisteo será como uno de ellos, pues se ha burlado de los ejércitos del Dios vivo”.

Saúl le dio a David su propia ropa de combate para que se la pusiera, le colocó un casco de bronce en la cabeza y le puso una armadura.

Pero si mi padre planea hacerte daño, que el Señor me castigue muy severamente, si no te lo hago saber enviándote un mensaje para que puedas salir a salvo. Que el Señor esté contigo, como lo estuvo con mi padre.

Porque si un hombre agarrara a su enemigo, ¿lo dejaría escapar ileso? ¡Que el Señor te recompense bien por cómo me has tratado hoy!

Saúl entonces le dijo a David: “Que seas bendecido, David, hijo mío. Lograrás muchas cosas y siempre tendrás éxito”. Y David se fue, y Saúl volvió a su casa.

Después de esto, Samuel tomó una piedra y la colocó entre Mizpa y Sen. La llamó Ebenezer, diciendo: “¡El Señor nos ayudó hasta aquí!”.




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