Benaía, hijo de Joiada, un fuerte guerrero de Cabseel, hizo muchas cosas sorprendentes. Mató a dos hijos de Ariel de Moab. También fue tras un león a un pozo en la nieve y lo mató.
Mi Dios envió a su ángel para cerrar la boca de los leones. No me han hecho daño porque he sido hallado inocente a sus ojos. Además, nunca le he hecho ningún mal, Su Majestad”.
Esto es lo que dice el Señor: Como un pastor que trata de rescatar a una oveja de la boca de un león, pero solo salva un par de patas, o la punta de una oreja, así sucederá con el pueblo de Israel que habita en Samaria: Solo se “salvará” una esquina del sofá, o el trozo de la pata de una cama.