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Referencias Cruzadas
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1 Samuel 15:3

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Ve y ataca a los amalecitas y extermínalos a todos. No perdones a nadie, sino que mata a todo hombre, mujer, niño y bebé; a todo buey, oveja, camello y asno”.

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20 Referencias Cruzadas  

Timna, la concubina del hijo de Esaú, Elifaz, tenía a Amalec como hijo de Elifaz. Estos eran los descendientes de la esposa de Esaú, Ada.

“Me preguntó: ‘¿Quién eres tú?’ “Le dije: ‘Soy amalecita’.

El Señor le dijo a Moisés: “Escribe todo esto en un pergamino como recordatorio y léeselo en voz alta a Josué, porque voy a eliminar por completo a los amalecitas para que nadie en la tierra se acuerde de ellos”.

No debes inclinarte ante ellos ni adorarlos, porque yo soy el Señor tu Dios y soy celosamente exclusivo. Yo pongo las consecuencias del pecado de los que me odian sobre sus hijos, sus nietos y sus bisnietos;

Balaam dirigió su atención a los amalecitas y dio esta declaración sobre ellos, diciendo, “Amalec fue el primero entre las naciones, pero terminarán siendo destruidos”.

Así que ve y mata a todos los niños y a todas las mujeres que se hayan acostado con un hombre.

La capturó, así como a su rey y a todas las ciudades cercanas. Josué hizo matar a todos los habitantes, sin dejar supervivientes. Al igual que había hecho en Hebrón, la apartó y la destruyó por completo, así como a todos sus habitantes. Mató al rey de Debir como había matado al rey de Libna.

Luchó con valentía, conquistando a los amalecitas y salvando a Israel de los que los saqueaban.

Luego te dio una orden, diciéndote: ‘Ve y extermina a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta destruirlos a todos’.

Saúl y su ejército perdonaron a Agag, junto con las mejores ovejas y ganado, los terneros y corderos gordos, y todo lo que era bueno. No quisieron destruir eso, sino que destruyeron por completo todo lo despreciable y que no tenía valor.

Luego se dirigió a Nob, la ciudad de los sacerdotes, y mató a sus hombres y mujeres, niños y bebés, ganado, asnos y ovejas.

Cuando David atacaba un lugar, no dejaba a nadie con vida. Tomaba los rebaños y las manadas, los asnos, los camellos y la ropa. Luego regresaba a Aquis.

David los atacó desde el atardecer hasta la noche siguiente. Nadie escapó, excepto cuatrocientos hombres que lograron huir, montados en camellos.




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