“Antes no solías pensar mucho en ti mismo, ¿pero no eres ahora el líder de las tribus de Israel?” preguntó Samuel. “El Señor te ungió como rey de Israel.
“Perdona, mi señor, pero ¿cómo puedo salvar a Israel?” respondió Gedeón. “¡Mi familia es la menos importante de la tribu de Manasés, y yo soy la persona menos importante de esa familia!”.
Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, y lo besó diciendo: “El Señor te ha ungido como gobernante de su pueblo elegido.
“¡Pero yo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel, y mi familia es la menos importante de todas las familias de la tribu de Benjamín!” respondió Saúl. “¿Por qué me dices esto?”