“Lamento haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha hecho lo que le ordené”. Samuel se molestó y clamó al Señor durante toda la noche.
Saúl y su ejército perdonaron a Agag, junto con las mejores ovejas y ganado, los terneros y corderos gordos, y todo lo que era bueno. No quisieron destruir eso, sino que destruyeron por completo todo lo despreciable y que no tenía valor.