Mientras estaban en el bosque, vieron que la miel se acababa, pero nadie la recogió para comerla porque todos tenían miedo del juramento que habían hecho.
Sin embargo, todos compartimos el mismo destino: los que hacen el bien, los que hacen el mal, los buenos, los creyentes religiosos y los que no lo son, los que se sacrifican y los que no. Los que hacen el bien son como los que pecan, los que hacen votos a Dios son como los que no los hacen.