El Señor le dio a Israel alguien que los salvara para que dejaran de estar bajo el dominio arameo. Entonces los israelitas pudieron volver a vivir con seguridad como antes.
Mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, desde la ciudad de Cedes, en Neftalí, y le dijo: “El Señor, el Dios de Israel, te lo ordena: ‘Ve al monte Tabor, y toma contigo diez mil hombres de Neftalí y Zabulón, y llévalos allí.
Joás respondió a todos los que se enfrentaban a él: “¿Acaso están peleando a favor de Baal? ¿Tienen que salvarlo? Cualquiera que pelee a favor de él será condenado a muerte por la mañana. Si es un dios, que luche por sí mismo contra los que derribaron su altar”.
Jerub-baal (Gedeón) y los que estaban con él se levantaron temprano y fueron a acampar junto a la fuente de Jarod. El campamento madianita estaba al norte, en el valle cercano a la colina de Moré.
Fue así como los filisteos se mantuvieron bajo control y no volvieron a invadir Israel. A lo largo de la vida de Samuel, el Señor usó su poder contra los filisteos.