Entonces les dijeron a los amonitas: “Nos rendiremos a ustedes mañana, y entonces podrán hacer con nosotros lo que quieran”.
“Es como dices, mi señor el rey”, respondió el rey de Israel. “Soy tuyo, así como todo lo que me pertenece”.
A los mensajeros que llegaron les dijeron: “Diganles a los hombres de Jabes de Galaad: ‘Mañana serán rescatados, para cuando el sol está caliente’.”. El pueblo de Jabes se puso muy contento cuando los mensajeros les dieron este mensaje.