Entonces Moisés regresó donde Jetro su suegro y le dijo: “Por favor, permíteme volver con mi propio pueblo en Egipto para ver si alguno de ellos sigue vivo”. “Ve con mi bendición”, respondió Jetro.
El Espíritu del Señor se apoderó de él y desgarró al león con sus propias manos, con la misma facilidad con que se desgarra un cabrito. Pero no le dijo a su padre ni a su madre lo que había hecho. Luegosiguiósucamino.
Raspó un poco de miel en sus manos y la comió mientras caminaba. Cuando volvió con su padre y su madre, les dio un poco y se la comieron. Pero no les dijo que había tomado la miel del cadáver de un león.
En cuanto a los burros que perdiste hace tres días, no te preocupes por ellos porque los han encontrado. Pero ahora, la esperanza de todo Israel descansa en ti y en tu linaje”
Cuando se acercaban a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: “Dile a tu siervo que se vaya adelante, antes que nosotros. Cuando se haya ido, quédate aquí un rato, porque tengo un mensaje de Dios para ti”. Así que el criado se adelantó.