En cierta ocasión, Lamec le dijo a sus esposas: “Ada y Selá, escúchenme. Ustedes, esposas de Lamec, presten atención a lo que les voy a decir. Yo maté a un hombre y él me hirió. Maté a un hombre joven porque atentó contra mi.
Ana, la profetisa, vivía también en Jerusalén. Ella era la hija de Fanuel, de la tribu de Aser, y ya estaba muy vieja. Había estado casada por siete años