Yo mismo, Pablo, los insto personalmente, por la bondad y la ternura de Cristo. El mismo Pablo que es “tímido” cuando está con ustedes, pero que es “osado” cuando no está allá.
Ya advertí a los que entre ustedes estaban en pecado cuando fui por segunda vez. Aunque no estoy allí, les advierto a ellos una vez más—y al resto de ustedes—que cuando los visite no dudaré en tomar medidas contra ellos,
Aunque no estoy allí, físicamente, con ustedes, los acompaño en espíritu. Estoy muy contento de ver la manera como ustedes están unidos y cuán firmes están en Cristo.
Hermanos y hermanas, siendo que nos sentimos como si hubiéramos experimentado una separación familiar, pues no los habíamos visto por un tiempo (estábamos separados físicamente pero no en espíritu), intentamos con mayor esfuerzo ir a verlos cara a cara nuevamente porque ese era nuestro deseo.