¡Cuán maravillosa es la bondad que has reservado para los que te honran! En frente de todos le diste esta bondad a aquellos que vinieron a ti por ayuda.
Desde el principio, nadie ha oído hablar, nadie ha prestado atención y nadie ha visto a ningún Dios excepto a ti, el que ayuda a los que ponen su confianza en ti.
“Sin duda alguna ustedes beberán de mi copa”, les dijo, “pero el privilegio de sentarse a mi derecha y a mi izquierda no me corresponde darlo a mi. Mi Padre es el que decide quién será”.
Entonces el rey dirá a los de su derecha: ‘vengan ustedes, benditos de mi Padre, hereden el reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo.
“Porque Dios amó al mundo, y lo hizo de esta manera: entregó a su único Hijo, a fin de que todos los que crean en él no mueran, sino que tengan vida eterna.
Pero ellos esperan un mejor país, un país celestial. Por eso Dios no se defrauda de ellos, y se alegra de llamarse su Dios, porque él ha construido una ciudad para ellos.
Feliz es quien soporta con paciencia la tentación, porque cuando haya demostrado que es fiel, recibirá la corona de vida que Dios promete a los que le aman.
Escuchen, mis queridos amigos: ¿Acaso Dios no eligió a los que el mundo considera pobres para que fueran ricos en su fe en él, y para que heredaran el reino que prometió a quienes lo aman?
A ellos se les explicó que lo que hacían no era para ellos mismos, sino para ustedes, pues aquello de lo que ellos hablaron, ustedes lo han aprendido de aquellos que compartieron la buena noticia con ustedes por el Espíritu Santo que el cielo envió. ¡Hasta los ángeles quieren saber sobre esto!