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Apocalipsis 6:10 - Biblia Castilian 2003

10 Y clamaron con gran voz, diciendo: '¿Hasta cuándo, oh Soberano, santo y veraz, estarás sin juzgar a los que moran sobre la tierra y sin vengar nuestra sangre?'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Ellos clamaban al Señor y decían: «Oh Señor Soberano, santo y verdadero, ¿cuánto tiempo hasta que juzgues a la gente de este mundo y tomes venganza de nuestra sangre por lo que nos han hecho?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: 'Santo y justo Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Soberano° Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y clamaron con gran voz, diciendo: '¿Hasta cuándo, oh Soberano, santo y veraz, estarás sin juzgar a los que moran sobre la tierra y sin vengar nuestra sangre?'.

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Apocalipsis 6:10
33 Referans Kwoze  

Yahveh le dijo: '¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a m desde la tierra.


¿Cuánto montan los d as de tu siervo? ¿Cuándo harás tu juicio a mi opresor?


Del director. Salmo. De David.


¿Cuánto tiempo, Se or, lo estarás viendo? Salva mi alma de sus asaltos, mi vida de los cachorros de leones.


¿Por qué habr an las gentes de decir: 'Dónde está su Dios?'. Que se deje sentir entre los pueblos, viéndolo nosotros, la venganza de la sangre derramada de siervos.


Celebrad al Se or, que mora en Sión, Záin proclamad entre las gentes sus acciones.


para proclamar el a o de gracia de Yahveh, el d a de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran,


Dales, Yahveh, la recompensa Tau que merecen sus obras.


Uno de ellos dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del r o: '¿Para cuándo será el tiempo de estas maravillas?'.


Luego o hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: '¿Hasta cuándo durará la visión: el sacrificio perpetuo abolido, la iniquidad desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?'.


El ángel de Yahveh tomó la palabra y dijo: 'Yahveh Sebaot, ¿hasta cuándo seguirás sin apiadarte de Jerusalén y de las ciudades de Judá? Son ya setenta los a os que estás airados contra ellas'.


'Ahora, Se or, según tu promesa, puedes dejar irse en paz a tu siervo,


que éstos son d as de venganza, en los que ha de cumplirse todo lo que está escrito.


No os toméis la justicia por vuestra propia mano, queridos m os, sino dad lugar a la ira [divina]. Porque escrito está: A m me corresponde la venganza; yo daré el pago merecido, dice el Se or.


a Jesús, mediador de una nueva alianza, y a la sangre rociada, que habla más elocuentemente que la de Abel.


Hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente sectas perniciosas y negarán al Se or que los rescató, atrayendo sobre s mismos rápida perdición.


Las naciones se hab an airado, mas llegó tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, de dar la recompensa a tus siervos, los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los peque os y a los grandes, y de destruir a los que destru an la tierra'.


Regoc jate por ella, cielo; y también los santos y los apóstoles y los profetas. Porque Dios ejecutó la sentencia que reclamábais contra ella''.


Y en ella se encontró sangre de profetas y de santos, y de todos cuantos fueron asesinados sobre la tierra'.


porque sus designios son verdaderos y equitativos; pues ha juzgado a la gran prostituta, la que corromp a la tierra con su fornicación; y ha tomado venganza de la sangre de sus siervos'.


Porque has guardado la consigna de mi constancia, también yo te guardaré en la hora de la prueba que va a venir sobre todo el mundo para probar a los que habitan sobre la tierra.


Al ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe: 'Esto dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre sin que nadie pueda cerrar, el que cierra sin que nadie pueda abrir:


Sansón invocó a Yahveh y exclamó: '¡Se or m o, Yahveh, acuérdate de m y dame fuerzas sólo por esta vez, oh Dios, para que yo pueda de una vez vengarme de los filisteos por lo de mis ojos!'.


Mira, padre m o; mira en mi mano la orla de tu manto. Yo te la corté, pero no te maté. Reconoce y mira que no hay en m maldad ni rebeld a. Yo no he pecado contra ti; no obstante, tú andas a la caza de mi vida para quitármela.


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