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Mateo 27:24 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

24 Cuando Pilatos se dio cuenta que no podía convencerlos, sino que ellos seguían gritando más y más, tomó agua en un recipiente, se lavó las manos delante de la gente y dijo: – ¡Soy inocente de la sangre de este hombre!, esto es un problema de ustedes.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Pilato vio que no lograba nada y que se armaba un disturbio. Así que mandó a buscar un recipiente con agua y se lavó las manos delante de la multitud a la vez que decía: —Soy inocente de la sangre de este hombre. La responsabilidad es de ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Al darse cuenta Pilato de que no conseguía nada, sino que más bien aumentaba el alboroto, pidió agua y se lavó las manos delante del pueblo. Y les dijo: 'Ustedes responderán por su sangre, yo no tengo la culpa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Viendo Pilato que nada se lograba,° sino que más bien se estaba formando un alboroto, tomó agua y se lavó° las manos delante del gentío, diciendo: ¡Inocente soy de la sangre de éste!° ¡Allá vosotros!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Viendo Pilato que todo era inútil y que, además, se originaba un tumulto, mandó traer agua y se lavó las manos ante el pueblo diciendo: 'Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; vedlo vosotros.

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Mateo 27:24
16 Tagairtí Cros  

Pero ellos decían: – No lo arrestemos en la fiesta para que no se produzca una revuelta en el pueblo.


Mientras el gobernador estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó un mensaje: “No le hagas nada a este justo, pues, por causa de Él tuve un sueño que me produjo mucho sufrimiento”.


Mas el gobernador dijo: – ¿Qué cosa tan mala ha hecho este hombre? Pero ellos gritaban más fuerte: – ¡Sea crucificado, sea crucificado!


declarando: – Pequé entregando a un hombre inocente; mas ellos le dijeron: – ¿Qué nos importa? ¡Eso es problema tuyo!


El oficial romano y los que estaban con él cuidando a Jesús, al sentir el terremoto y las otras señales que sucedieron, tuvieron miedo y dijeron: – Verdaderamente este era Hijo de Dios.


Así se cumplió lo dicho por los profetas: “Tomaron las treinta monedas de plata, que era el precio que los hijos de Israel pusieron por la cabeza de aquel hombre;


Simón Pedro dijo: – Señor, siendo así, lávame no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza.


Salió de nuevo Pilatos y dijo a los judíos: – ¡Miren! Saqué a Jesús, con el propósito de que ustedes sepan que no encontré ningún delito en Él.


Ustedes, en cambio, negaron al Santo y Justo, y pidieron que un hombre homicida fuese liberado;


Cristo no conoció el pecado, pero a favor de nosotros se hizo pecado, para que nosotros tuviéramos nuestra identidad justificada delante de Dios.


También Cristo, murió por nuestros pecados una vez, un justo dando vida a los injustos, con el propósito de conducir a los inconversos a Dios, habiendo sufrido la muerte en la carne, pero viviendo en el Espíritu.


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