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Marcos 5:7 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

7 y gritó muy alto, diciendo: – ¿Qué tengo que ver contigo Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te suplico por Dios que no me molestes.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Dando un alarido, gritó: «¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡En el nombre de Dios, te suplico que no me tortures!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Entre gritos le decía: '¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! Te ruego por Dios que no me atormentes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 y gritando a gran voz, dice: Jesús, ¿qué tienes que ver conmigo,° Hijo del Dios Altísimo? ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 y a grandes gritos le dice: '¿Qué tienes tú que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Por Dios te conjuro que no me atormentes'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tengo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.

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Marcos 5:7
29 Tagairtí Cros  

Simón Pedro respondió: – Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios viviente.


Pero Jesús permanecía callado. Así que el sumo sacerdote insistió: – Te tomo juramento en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres tú el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios.


Y viniendo el tentador, le dijo a Jesús: – Si eres Hijo de Dios, dile a estas piedras que se conviertan en pan.


Y los dos endemoniados le gritaron: – ¡Hijo de Dios!, ¿qué tienes contra nosotros?, ¿acaso tú viniste a este lugar para atormentarnos antes de tiempo?


– ¿Qué tienes contra nosotros Jesús nazareno? ¿Viniste a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!


Pero Jesús se quedó callado, no respondió nada; el sumo sacerdote le preguntó nuevamente: – ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?


Los espíritus malignos, cuando veían a Jesús, se postraban ante Él y gritaban: – Tú eres el Hijo de Dios.


y cuando vio a Jesús a lo lejos, corrió y se arrodilló ante Él;


El hombre gritaba así porque Jesús le había dicho: – ¡Sal de este hombre, espíritu maligno!


Él será muy importante, será llamado hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su ancestro;


– ¿Qué tienes contra nosotros Jesús de Nazaret? ¿Tú viniste a destruirnos? Sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!


Por el contrario, amen a sus enemigos, siempre hagan el bien, presten a los que necesiten sin esperar nada a cambio, pues la recompensa de ustedes será muy grande, y ustedes serán dignos de ser hijos del Altísimo, ya que Él es bondadoso aún con los malvados e ingratos.


Cuando vio a Jesús, gritó horriblemente, se postró ante Él y exclamó con fuerza: – ¿Qué te hice, Jesús Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!


Todas estas cosas se escribieron con el propósito de que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con el objetivo de que, creyendo, tengan vida plena por medio de Él.


Ella empezó a seguir a Pablo y a nosotros por todos lados, gritando: – Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, los cuales les anuncian a ustedes el camino de salvación.


Algunos judíos, que se creían exorcistas y andaban expulsando espíritus malignos, intentaron invocar sobre los endemoniados el nombre del Señor Jesús. Decían: – ¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, les ordeno que salgan!


Cuando iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua y el etíope le dijo a Felipe: – ¡Mira, aquí hay agua! ¿Qué impide que yo sea bautizado?


Y el Dios de paz, muy pronto aplastará a Satanás y lo pondrá bajo sus pies. Que la gracia, que es vivir la vida de Dios en Cristo, sea parte de la naturaleza cristiana de ustedes.


Así pues, como los hijos son de carne y sangre, también Cristo se hizo carne y sangre, para que por medio de su muerte destruyera al que tiene el dominio de la muerte, es decir, al diablo;


Este Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham, que regresaba de derrotar a los reyes y lo bendijo.


¿Tú crees que existe un solo Dios? Está bien; pero también los demonios creen en un solo Dios y lo temen.


Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó a los calabozos oscuros del Tártaro y están esperando el juicio;


El que practica el pecado, procede del diablo, porque hace muchísimo tiempo que el diablo peca y sigue pecando. Con este propósito se reveló Jesucristo: para destruir las obras del diablo.


Lo mismo pasó con los ángeles que no guardaron en sí mismos los principios de Dios, sino que abandonaron su casa de santidad y buscaron por sus pecados un juicio en el Gran Día, en prisiones eternas donde la oscuridad reina.


Por eso, ¡alégrense cielos y todos sus habitantes! Pero ¡Ay de la tierra y del mar! El diablo, lleno de enojo ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo”.


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