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Juan 7:39 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

39 Jesús dijo esto refiriéndose al Espíritu Santo, que sería recibido por todos los que creyeran en Él; porque aún no había sido derramado el Espíritu, pues Jesús todavía no había sido glorificado.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 (Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado, porque Jesús todavía no había entrado en su gloria).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que creyeran en él. Todavía no se comunicaba el Espíritu, porque Jesús aún no había entrado en su gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Esto dijo acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en Él, porque todavía no había° Espíritu, pues Jesús no había sido aún glorificado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él; aún no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado todavía.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

39 (Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él; porque el Espíritu Santo aún no había sido dado; porque Jesús no había sido aún glorificado.)

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Juan 7:39
42 Tagairtí Cros  

Ellos le dijeron: – Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros, Elías, otros, Jeremías o uno de los profetas.


Y la multitud decía: – Este es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea.


Miren, yo les envío la promesa de mi Padre sobre ustedes; mientras tanto, quédense en la ciudad de Jerusalén hasta que reciban la unción del poder del Espíritu Santo que viene de lo alto.


pero Juan respondió a todos: – La verdad es que yo bautizo con agua, pero viene uno que es mucho más poderoso que yo, de quien no soy digno ni siquiera para desatar la correa de sus sandalias; Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.


Y un gran temor se apoderó de todos, pero también glorificaban a Dios, diciendo: – Un gran profeta está entre nosotros, Dios ha venido en ayuda de su pueblo.


Y le preguntaron nuevamente: – Entonces, ¿quién eres? ¿acaso eres Elías? – No soy Elías, respondió Juan. También le preguntaron: – ¿Acaso eres el profeta? Y él respondió una vez más: – No lo soy.


también le interrogaron: – Si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, entonces, ¿por qué bautizas?


Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: – Cuando tú veas que el Espíritu descienda y pose sobre Él, este es el que bautiza con el Espíritu Santo.


Estas cosas no las entendieron sus discípulos, pero cuando Jesús fue glorificado, ellos comprendieron todas las señales que hizo Jesús y también recordaron que estaban escritas, y que la Escritura siempre habló sobre Él.


Y Jesús les respondió: – Ha llegado la hora para que sea glorificado el Hijo del Hombre a través de su muerte y resurrección.


Y todo lo que pidan en mi nombre, probablemente se lo concederé, con el propósito de que el Padre sea glorificado en el Hijo,


el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, Él se encargará de hacerles entender todas estas cosas y recordarles lo que yo les enseñé.


Él me glorificará, porque les hará entender todo acerca de mí.


Pero les digo la verdad, es conveniente que yo me vaya; porque si no me voy, no hay forma de que venga el Consolador, pero si yo me voy, les enviaré el Consolador.


Habiendo dicho estas cosas, Jesús levantó sus ojos al cielo diciendo: – ¡Papá!, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, a fin de que el Hijo te glorifique;


Y ahora glorifícame ¡Oh, Papá!, al lado tuyo, con la misma gloria que tenía desde la eternidad hasta antes que me encarnara en el mundo.


Diciendo esto, sopló y exclamó: – ¡Reciban al Espíritu Santo!;


Las personas que vieron la señal que Jesús hizo, decían: – Este es verdaderamente el profeta que viene al mundo.


Había mucha controversia sobre Jesús entre la multitud; algunos decían: – Ese hombre es bueno. Pero otros decían: – Ese hombre engaña a la gente.


Jesús respondió: – Si yo me glorifico a mí mismo, esa gloria no tiene valor; es el Padre el que me glorifica, el que ustedes dicen que es su Dios.


y les preguntó: – ¿Ustedes recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? Y ellos respondieron: – No, ni siquiera hemos oído que existe el Espíritu Santo.


“Dios dijo: En los últimos día, derramaré mi Espíritu sobre todas las personas. Sus hijos y sus hijas profetizarán, los jóvenes tendrán visiones, los ancianos soñarán.


Cristo está exaltado a la derecha de Dios. El Padre prometió a Jesús el Espíritu Santo, y ahora Jesús ha derramado en nosotros ese mismo Espíritu, como nos había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo!


Pedro les contestó: – Cada uno de ustedes cambie su manera de pensar para que puedan cambiar su manera de vivir y sean bautizados en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados sean perdonados, y reciban el don de la salvación del Espíritu Santo.


Y todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu les capacitaba para que compartieran el Evangelio que transforma toda la existencia humana.


El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su Hijo Jesús, al que ustedes entregaron y negaron en presencia de Pilatos, cuando él había decidido liberarlo.


Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos fueron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía.


Sin embargo, ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes; y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece a Él.


¿cómo no tendrá mucha más gloria el ministerio del Espíritu para establecer la nueva alianza?


Y no decepcionen al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.


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