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Juan 3:11 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

11 En verdad, en verdad te digo, lo que conocemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos; pero les cuesta mucho recibir nuestro testimonio.

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Biblia Reina Valera 1960

11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Te aseguro que les contamos lo que sabemos y hemos visto, y ustedes todavía se niegan a creer nuestro testimonio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 En verdad te digo que nosotros hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos, y no recibís nuestro testimonio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 De verdad, te aseguro: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto; pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, y no recibís nuestro testimonio.

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Juan 3:11
31 Tagairtí Cros  

A los que estaban allí les dijo: – Todas estas cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce plenamente al Hijo, sino el Padre, tampoco nadie conoce plenamente al Padre, sino el Hijo, o alguien a quien el Hijo quiera revelarlo, para que le conozca.


¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que han sido enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, de la misma manera que una gallina junta a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!


Luego Jesús dijo a todos los presentes: – Todas estas cosas me fueron entregadas por mi Padre; nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


Él vino por su creación, pero su pueblo no lo recibió.


A Dios nadie lo ha visto jamás; es a través de Jesucristo que Dios se nos dio a conocer.


Porque yo no hablé por mi propia cuenta, sino que el Padre que me envió me enseñó el mandamiento que tenía que hablar;


El que no me ama, no practica mis enseñanzas; aunque las palabras que escucharon no fueron mías, sino del que me envió, o sea, mi Padre.


Si les cuesta creer en las cosas terrenales, ¿cómo van a creer las cosas celestiales?


Nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, y este es el Hijo del hombre.


Jesús le respondió diciendo: – En verdad, en verdad te digo, el que no nace de nuevo, no puede vivir, tampoco experimentar el reino de Dios.


– En verdad te digo, si alguien no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar al reino de Dios. – Le dijo Jesús.


Yo vine en nombre de mi Padre, y ustedes no me recibieron; pero si otro viene en su propio nombre, ¡a ese sí lo reciben!


Jesús respondió: – Mi enseñanza no viene por iniciativa propia, sino que proviene del que me envió.


Respondió Jesús: – Aunque yo testifico acerca de mí, este testimonio es totalmente válido, pues yo sé de dónde vengo y hacia dónde voy; pero ustedes no saben nada de mí, no saben de dónde vengo ni para dónde voy.


Muchas cosas tengo que criticarles y juzgarles; pero el que me envió es Verdadero, y todo lo que escuché de Él, esto mismo les enseño a ustedes y al mundo.


Pues yo hablo de lo que he visto y he vivido acerca de mi Padre, y ustedes por tanto hacen lo que han escuchado de su padre.


y vi a Jesús que me decía: – “Apúrate, sal de Jerusalén de inmediato, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”.


Las influencias de este siglo obstaculizaron el discernimiento del pensamiento de los incrédulos, para que no vean con claridad la iluminación del Evangelio, y no reconozcan a Cristo, que es la imagen de Dios.


y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito que resucitó de entre los muertos, el que gobierna sobre los reyes del mundo. Cristo nos ama sacrificialmente y con su sangre nos liberó de nuestros pecados,


Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: esto dice el Amén, el Testigo fiel y Verdadero, el Principio de la creación de Dios:


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