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Hechos 9:39 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

39 De inmediato, Pedro se fue a Jope con ellos. Al llegar, lo llevaron a donde estaba el cadáver de Tabitá; y muchas viudas se acercaron a Pedro llorando y le mostraban los vestidos y los mantos que Dorcas les había hecho cuando aún vivía.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

39 Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Así que Pedro regresó con ellos y, tan pronto como llegó, lo llevaron al cuarto de la planta alta. El cuarto estaba lleno de viudas que lloraban y le mostraban a Pedro las túnicas y demás ropa que Dorcas les había hecho.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Pedro se fue sin más con ellos. Apenas llegó lo hicieron subir a la habitación del piso superior, donde le presentaron a todas las viudas, que estaban llorando, y le mostraban las túnicas y mantos que Tabita hacía mientras vivía con ellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Entonces Pedro, levantándose, fue con ellos; y cuando llegó, lo llevaron al aposento alto. Y todas las viudas se presentaron delante de él, llorando y mostrando cuántas túnicas y mantos hacía Gacela cuando estaba° con ellas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Pedro al punto se fue con ellos. Llegado, le hicieron subir a la habitación de arriba y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrándole las túnicas y mantos que les había hecho Gacela mientras estaba con ellas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

39 Pedro entonces levantándose, fue con ellos. Y cuando llegó, le llevaron al aposento alto, y todas las viudas le rodearon, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.

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Hechos 9:39
26 Tagairtí Cros  

Jesús contestó: – ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráemelo aquí.


Los pobres siempre van a estar entre ustedes, mas a mí no siempre me tendrán.


Lo que ella hizo fue muy significativo, se anticipó ungiendo mi cuerpo para la sepultura.


Jesús les dijo: – Esto es lo que les había anunciado cuando todavía estaba con ustedes: que todo lo que está escrito sobre mí en la ley de Moisés, los libros de los profetas y en los Salmos tiene que cumplirse.


Porque a los pobres siempre los tendrán, pero a mí, no siempre me tendrán.


Cuando estaba con estas personas, yo las guardaba en tu nombre, ya que me las diste, las cuidé muy bien, y ninguna de ellas se perdió, excepto aquel que decidió perderse, con el objetivo de que la Escritura se cumpliese.


Cuando llegaron a Jerusalén, subieron al segundo piso, donde se estaban quedando. Se reunieron allí: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el zelote y Judas el hijo de Santiago.


Este fue el ejemplo que les enseñé, deben trabajar así y ayudar a los débiles, recordando también lo que dijo nuestro Señor Jesús: “Es más plenamente feliz el que da, que el que recibe”.


En aquellos días, creció el número de los discípulos y hubo quejas de los judíos de habla griega contra los judíos que hablaban arameo, de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.


Unos hombres cristianos levantaron el cuerpo de Esteban, le hicieron un funeral digno y lloraron mucho su muerte.


Pedro le extendió la mano y la ayudó a levantarse; y en ese mismo instante llamó a los creyentes y a las viudas, y les presentó a Tabitá viva.


Si están animados a dar, su ofrenda será felizmente recibida, teniendo en cuenta que cada uno debe aportar según sus posibilidades.


El que robaba, ya no robe más, más bien trabaje, gánense la vida con el fruto de su propio trabajo, para que tengan qué compartir con los que necesitan;


acordándonos que ustedes producen obras como frutos de una fe por identidad, viven el amor sacrificial de Dios en Cristo y practican la paciencia como resultado de la esperanza en nuestro Señor Jesucristo y en nuestro Dios Padre.


Mis queridos hermanos, no queremos que sigan en ignorancia acerca de los que mueren, para que no se pongan tristes, como los que no tienen esperanza.


Dignifica y honra a las viudas, a las que realmente necesitan.


La que realmente es viuda y ha quedado sola, ponga su esperanza en Dios y continúe con las oraciones y súplicas día y noche.


Mis amados hijos, no solamente amemos de palabra, de labios para afuera, sino con acciones concretas que demuestren un amor de verdad.


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