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Hechos 19:21 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

21 Después de todos estos sucesos, Pablo se propuso en el espíritu ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: – Después de estar allí, es necesario que yo visite Roma.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Tiempo después Pablo se vio obligado por el Espíritu a pasar por Macedonia y Acaya antes de ir a Jerusalén. «Y, después de eso —dijo—, ¡tengo que ir a Roma!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Después de todos estos acontecimientos, Pablo tomó su decisión en el Espíritu: ir a Jerusalén pasando por Macedonia y Acaya. Y decía: 'Después de llegar allí, tengo que ir también a Roma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en su espíritu ir a Jerusalem a través de Macedonia y Acaya, anunciando: Después que haya estado° allí, tengo que ver también Roma.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Tras estos sucesos, se propuso Pablo atravesar Macedonia y Acaya y dirigirse a Jerusalén; porque se decía: 'Después de estar allí, conviene que visite también Roma'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Y pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.

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Hechos 19:21
31 Tagairtí Cros  

y de allí partimos a Filipos, una colonia romana y la primera ciudad de esa parte de Macedonia, era una ciudad importante. Allí nos quedamos algunos días.


Cuando Galión era gobernador de la región de Acaya, algunos judíos se juntaron contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal;


sino que se despidió de ellos y les dijo: – Si Dios quiere, regresaré a verlos. Luego partió de Éfeso en barco y continuó su viaje hacia Siria.


Entonces envió a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba por algún tiempo en Asia.


Enseguida toda la ciudad se alborotó; la multitud en masa se fue al teatro y agarraron a Gayo y a Aristarco, compañeros de viaje de Pablo, que eran de Macedonia.


Porque Pablo había decidido pasar de largo a Éfeso para no demorarse en Asia, hacía todo lo posible por apurarse y llegar a Jerusalén para celebrar la fiesta de Pentecostés.


Pero ahora, ya que estoy comprometido con el Espíritu, voy a Jerusalén, y no sé las cosas que me aguardan en aquella ciudad;


Cuando llegamos a Jerusalén, los creyentes nos recibieron con mucha alegría.


Nos encontramos con los discípulos y nos quedamos allí por siete días; y los discípulos, movidos por el Espíritu, le aconsejaban a Pablo que no subiera a Jerusalén.


A la noche siguiente el Señor se presentó a Pablo y le dijo: – ¡Ánimo! Así como testificaste de mí fielmente en Jerusalén, es necesario que lo hagas también en Roma.


Cuando se decidió que teníamos que navegar hacia Italia, entregaron tanto a Pablo como a otros prisioneros a un capitán romano llamado Julio, de un batallón especial que estaba al servicio del emperador.


que me dijo: – Pablo, no tengas miedo, vas a presentarte ante el emperador. Dios salvará tu vida y la de todos los que navegan contigo.


Al llegar a la ciudad las autoridades permitieron que Pablo tuviera una prisión domiciliar, viviera aparte y no en la cárcel. Solo dejaron a un soldado para que lo vigilara.


Quiero verlos para poder compartir con ustedes un don espiritual que les ayudará a ser consolidados;


Mis hermanos, quiero que sepan que muchas veces me he propuesto ir a verlos, pero siempre se me han presentado obstáculos que me han hecho cambiar de planes; he querido ir a visitarlos para ser bendecido por ustedes mediante sus buenos frutos, los mismos que he obtenido en mi trabajo con otros que no son judíos.


Por eso tengo un profundo deseo de ir a Roma a visitarlos, para anunciar el Evangelio.


Los visitaré después de pasar por Macedonia, pues tengo que atravesar esa región.


pero si Dios quiere, iré a visitarlos muy pronto, y ya veremos no solo cómo hablan, sino cuánto poder sobrenatural tienen esos presumidos;


para poder anunciar el Evangelio en otros lugares más allá de Corinto; así nadie podrá decir que andamos presumiendo del trabajo ya realizado por otros, no trataremos de robarle el crédito a nadie.


Después de catorce años, regresé a Jerusalén con Bernabé y también llevé a Tito;


Por eso ustedes también se convirtieron en un modelo y ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya.


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