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Gálatas 2:9 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

9 Santiago, Pedro y Juan, que eran columnas de la iglesia, reconocieron que Dios me dio la gracia, junto con Bernabé para llevar la predicación a los gentiles, mientras ellos seguirían alcanzando a los judíos, así que nos dieron la mano en señal de compañerismo, y mantuvimos una muy buena relación con los apóstoles.

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Biblia Reina Valera 1960

9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 De hecho, Santiago, Pedro y Juan —quienes eran considerados pilares de la iglesia— reconocieron el don que Dios me había dado y nos aceptaron a Bernabé y a mí como sus colegas. Nos animaron a seguir predicando a los gentiles mientras ellos continuaban su tarea con los judíos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Santiago, Cefas y Juan reconocieron la gracia que Dios me ha concedido. Estos hombres, que son considerados pilares de la Iglesia, nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé en señal de comunión: nosotros nos dirigiríamos a los paganos y ellos a los judíos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo y Cefas y Juan, quienes parecían ser las columnas, nos dieron la diestra a mí y a Bernabé en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 y reconociendo la gracia que se me había dado, Santiago y Cefas y Juan, los considerados como columnas, nos dieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a los circuncisos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 y cuando Jacobo, Cefas, y Juan, que parecían ser columnas, percibieron la gracia que me fue dada, nos dieron a mí y a Bernabé las diestras de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

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Gálatas 2:9
32 Tagairtí Cros  

Y yo también te digo: tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y el reino de la muerte no la derrotará.


Jesús envió a Pedro y a Juan con las siguientes instrucciones: – Vayan a hacer los preparativos para que comamos la Pascua.


Andrés llevó a Simón ante Jesús, y mirándolo, Jesús le dijo: – Tú eres Simón el hijo de Juan, ahora tú te llamarás Cefas (que traducido es Pedro).


Pedro, haciendo señas con las manos para que se callasen, les contó a todos cómo el Señor lo liberó de la cárcel y les dijo: – Comuníquenle a Santiago y a los demás hermanos sobre estas cosas. Luego salió y se fue a otro lugar.


Cuando ellos terminaron de hablar, Santiago intervino: – Hermanos, escúchenme,


Después de mucha discusión, Pedro se levantó y dijo: – Hermanos, ustedes saben muy bien que hace un tiempo atrás, Dios decidió que los no judíos escuchasen y creyesen en el Evangelio que transforma toda la existencia humana a través de mis palabras.


Un ejemplo de esto fue José, un levita natural de Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé, que significa “el que consuela a los demás”.


Por medio de Él, recibimos la gracia, que es vivir la vida de Dios en Cristo y el llamado a ser apóstol para persuadir a todas las naciones que vivan la fe por identidad y la obediencia a Dios, para la gloria de su nombre;


Por medio de la gracia que me ha sido dada, les digo a todos ustedes: nadie se crea mejor que los demás, sino más bien tengan una autoestima equilibrada, entendiéndose a sí mismos, según la medida de fe por identidad que tienen en Dios.


Sin embargo, les he escrito de manera muy clara y sincera sobre algunos asuntos, como para refrescarles la memoria. Me he atrevido a hacerlo por causa de la gracia que Dios me dio,


Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia para conmigo fue efectiva, e inclusive he trabajado más duro que los demás apóstoles; aunque en realidad no he sido yo el que ha trabajado, sino la gracia de Dios que está en mí.


pero considero que en nada soy inferior a esos “superapóstoles”.


Sé que al elogiarme, me he portado como un insensato, pero ustedes me han obligado a ello; porque debían haberme elogiado, pues de ningún modo soy inferior a los “superapóstoles”, aunque yo no soy nada.


inclusive, nos pidieron que no las priváramos de la bendición de la generosidad y que les diéramos el privilegio de participar en esta ofrenda para el pueblo de Dios.


me reveló a su Hijo para que yo predicara entre los gentiles el Evangelio de Jesucristo que transforma toda la existencia humana, y de inmediato obedecí a Dios, no le pedí consejo a nadie,


Después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé con él durante quince días,


Después de catorce años, regresé a Jerusalén con Bernabé y también llevé a Tito;


fui por una revelación y con el propósito de aclarar la situación, les expliqué el Evangelio que anuncio entre los que no son judíos; lo hice en privado, pues tuve mucho cuidado de no cometer ningún error, ya que no quería que todo mi esfuerzo pasado y presente fuera en vano.


Si alguien se cree superior, cuando en realidad no lo es, se está engañando a sí mismo.


Están edificados en el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo la piedra principal.


De todos los cristianos, yo soy el que menos lo merecía y a pesar de eso Dios me concedió este privilegio de predicar a los que no son judíos, anunciando el Evangelio que transforma toda la existencia humana y también de enseñar la creatividad salvífica de Cristo.


para este fin, trabajo con mucho empeño gracias al poder de Cristo que actúa en mí y me ayuda a seguir adelante.


pero, por si acaso me atraso, con esta carta tú sabrás cómo comportarte en la comunidad de Dios, la cual es la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.


Lo que hemos visto o experimentado y hemos escuchado con mucha atención, también lo predicamos a ustedes, con el propósito de que tengan comunión con nosotros y compartan de nuestra comunión con el Padre y con el Hijo Jesucristo.


Al vencedor, lo haré columna del templo de mi Dios y ya no saldrá de allí; escribiré en él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que baja del cielo de parte de mi Dios; también grabaré en él mi nuevo nombre.


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