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Filipenses 2:11 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

11 y confiesen, con palabras y hasta con sus propias vidas, que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.

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Biblia Reina Valera 1960

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 y toda lengua confiese° que Jesús el Mesías es el Señor para gloria de Dios Padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.

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Filipenses 2:11
30 Tagairtí Cros  

Pues todo el que confiese con su propia vida sobre mí, delante de los hombres, yo también confesaré acerca de él delante de mi Padre que está en los cielos.


“En la ciudad de David, hoy ha nacido el Salvador. ¡Es el Mesías, el Cristo, el Señor!”


Sin embargo, muchos de los líderes judíos creyeron en Jesús, pero por causa de los fariseos no lo confesaron abiertamente, para no ser expulsados de las sinagogas.


Ustedes me llaman Maestro y Señor, y lo han dicho bien, porque lo soy.


Pues si yo, siendo Señor y Maestro, les lavé los pies a ustedes, con mayor razón, ustedes se deben lavar los pies los unos a los otros.


Y todo lo que pidan en mi nombre, probablemente se lo concederé, con el propósito de que el Padre sea glorificado en el Hijo,


Respondió Jesús: – Si alguien me ama, practicará mis enseñanzas, y mi Padre lo amará, y estaremos con él, y plantaremos nuestro tabernáculo en él.


Habiendo dicho estas cosas, Jesús levantó sus ojos al cielo diciendo: – ¡Papá!, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, a fin de que el Hijo te glorifique;


Tomás contestó: – ¡Señor mío, y Dios mío!


para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre, porque el Padre envió a su Hijo.


Estas cosas dijeron los padres del que había sido sanado. Ellos tenían miedo a los judíos, porque ya los judíos se habían puesto de acuerdo para que si alguno confesara que Jesús era el Mesías, entonces fuese expulsado de la sinagoga.


Dios anunció a los hijos de Israel un mensaje que transforma toda la existencia humana para fundamentar la paz, a través de Jesucristo, Él es el Señor de todos.


Pueblo de Israel, estén seguros de que deben reconocer que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo estableció como Señor y Mesías.


Porque está escrito: “Tan cierto como que vivo Yo – dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará que Yo soy Dios”.


Por esta razón Cristo vivió, murió y resucitó, para ser Señor tanto de vivos como de muertos.


y para que los no judíos glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: “Por eso te confesaré entre las naciones; cantaré a tu nombre”.


Por eso les advierto, que nadie que esté hablando por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; ni nadie puede reconocer que “Jesús es el Señor” sino por el Espíritu Santo.


El primer hombre fue hecho del polvo de la tierra; en cambio, el segundo hombre viene del cielo.


pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y nosotros fundamentamos nuestra existencia en Él.


Todas las personas que a través de Jesucristo tienen fe en Dios, su fe y su esperanza están muy bien fundamentadas, ya que el mismo Dios lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria.


Todo aquel que confiese con palabras y con su propia vida que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él permanece en Dios.


De la siguiente forma podrán discernir el Espíritu de Dios: toda persona que confiese con su boca y testimonio de vida a Jesucristo que se encarnó, es de Dios.


Pues muchos mentirosos salieron al mundo negando la humanidad de Jesucristo, el que niegue la encarnación es un enemigo de Cristo.


Al vencedor, se le vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.


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