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2 Corintios 3:13 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

13 nosotros no somos como Moisés, que se tapaba el rostro con un velo para que los israelitas no se dieran cuenta que el resplandor de su cara se iba apagando.

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Biblia Reina Valera 1960

13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 No somos como Moisés, quien se cubría la cara con un velo para que el pueblo de Israel no pudiera ver la gloria, aun cuando esa gloria estaba destinada a desvanecerse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 No es como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los israelitas no vieran el momento en que se apagara su resplandor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro° para que los hijos de Israel no fijaran los ojos en el fin de aquello que había de acabarse.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 y no como Moisés, que se ponía un velo sobre el rostro para que los israelitas no fijaran la vista en el final de una cosa pasajera.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no pusiesen los ojos en el fin de aquello que había de ser abolido.

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2 Corintios 3:13
8 Tagairtí Cros  

Entonces, impuso nuevamente las manos sobre sus ojos, y el hombre miró con cuidado y recobró completamente la vista y podía ver todo con claridad.


de hecho, Cristo es el fin último de la ley para que todo el que cree en Él, sea justificado y salvo.


Si la ley escrita que condena a la muerte y que fue dada en tablas de piedra, tuvo una gran ceremonia gloriosa, a tal punto que cuando se le entregó a Moisés, aquel momento fue tan grandioso que la cara de Moisés resplandecía, y la gloria de su rostro era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara, aunque ese brillo estaba destinado a desaparecer;


Todas estas ceremonias religiosas del pasado ahora son simplemente sombras de las cosas maravillosas que están viniendo constantemente a través de la presencia salvífica de Cristo.


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