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Sofonías 1:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 Ese día en que el Señor desate su castigo, de nada les servirá la plata y el oro que tienen. Toda la tierra será devorada por el fuego de su ira. ¡En poco tiempo morirán todos los habitantes de la tierra!».

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Biblia Reina Valera 1960

18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Ni su plata ni su oro los salvará en el día de la ira del Señor. Pues toda la tierra será devorada por el fuego de su celo. Él dará un final aterrador a toda la gente de la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ni su oro ni su plata los lograrán salvar cuando estalle la cólera de Dios y consuma en el fuego de su celo al país de Judá y destruya sin dejar rastro siquiera a todos los que habitan esa tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de YHVH, cuando el fuego de su celo consuma toda la tierra, porque de cierto exterminará repentinamente a todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Ni su plata ni su oro podrán salvarlos en el día de la ira de Yahveh. Por el fuego de su celo será devorada toda la tierra, porque él aniquilará de modo repentino y terrible a todos los habitantes de la tierra.

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Sofonías 1:18
40 Tagairtí Cros  

Entonces Dios dijo: «Voy a borrar de la tierra todo lo que he creado, hombres, animales, reptiles y aves. ¡Lamento haberlos creado!».


Durante su reinado, el pueblo de Judá, como el de Israel, hizo lo malo. Su maldad fue peor que la de sus antepasados, razón por la cual el Señor se enojó con ellos.


que al malvado suele eximírsele en el día de la calamidad, y permitírsele que huya. Nadie lo reprende en público. Nadie le da su merecido. Y una guardia de honor le rinde homenaje en su tumba.


Lo hicieron enojar construyendo altares a otros dioses; con sus ídolos despertaron sus celos.


Señor, ¿hasta cuándo estarás enojado con nosotros? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo arderán tus celos como fuego?


De nada servirán las riquezas en el día del juicio, pero la justicia te librará de la muerte.


El rico piensa que su riqueza es una ciudad protegida por altos muros, impenetrable.


Por tanto, así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, el Poderoso de Israel, dice: ¡Derramaré mi ira sobre ustedes, enemigos tuyos!


Dios, la Luz y el Santo de Israel, será el fuego y la llama que las destruirá. En una sola noche quemará esos espinos y zarzas, los asirios que destruyeron la tierra de Israel.


¡Ay! ¿Qué harán cuando yo los visite en el día en que de lejanas tierras haga caer sobre ustedes la desolación? ¿A quién se volverán entonces en busca de socorro? ¿En dónde pondrán a salvo sus tesoros?


Así que el Señor Dios dice: ¡Mi ira, sí, mi cólera derramaré sobre este sitio: personas, animales, árboles y plantas serán consumidos por el fuego de mi ira, que nadie podrá apagar!


Yo acabaré con la alegría y los cantos festivos en las calles de Jerusalén y en las ciudades de Judá, así como con la jubilosa voz de los recién casados, porque la desgracia llenará toda la ciudad y los hogares.


Convertiré a Jerusalén en un montón de casas ruinosas, en guarida de chacales. Ciudades fantasmas serán las de Judá, sin nadie que habite en ellas.


Te castigaré como una asesina es castigada y como se hace con una mujer que atenta contra el matrimonio viviendo con otros hombres.


Y yo también estaré contra ti y te atacaré con furia, cortándote la nariz y las orejas. Los que sobrevivan serán rematados; tus hijos serán llevados como esclavos, y todo lo que quede será quemado.


»¡Arroja de ti tu dinero! ¡Tíralo como desperdicios sin valor, porque no valdrá nada en aquel día de destrucción, ni te satisfará ni te alimentará pues tu amor al dinero es el causante de tu lamentable estado!


»Dios el Señor dice: Con un golpe tras otro yo te acabaré. El fin ha llegado, tu juicio final te está esperando. Ya no tienes escapatoria.


»¡Aúllen de pesar, ustedes que viven en el barrio del Mercado, pues todos tus comerciantes que allí habitan morirán! ¡Serán eliminados todos los que trafican con el dinero!


En ese día se descargará toda la cólera de Dios; será un día de angustia y dolor, día marcado por la ruina y la desolación, de terrible oscuridad, de nubarrones y neblina de pesar.


Háganlo cuando aún hay tiempo, antes de que comience el juicio de Dios y ustedes desaparezcan como si fueran paja llevada por el viento; antes de que caiga sobre ustedes la gran cólera del Señor y el día terrible de su castigo comience.


Por eso, espérenme, lo digo yo, el Señor, pues se acerca el día en que me pondré de pie y acusaré a la ciudad de Jerusalén. Porque he decidido reunir los reinos de la tierra para derramar sobre Israel todo el peso de mi cólera.


¿De qué les sirve ganarse el mundo entero y perder la vida eterna? ¿Habrá algún valor terrenal que compense la pérdida del alma?


¿Qué, pues? ¿Nos arriesgaremos a poner celoso al Señor? ¿Somos más fuertes que él?


Entonces se inflamará mi ira contra ellos y los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán destruidos. Tendrán gran tribulación, de modo que ellos dirán un día: “El Señor ya no está entre nosotros”.


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