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Salmos 11:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 En el Señor me encuentro protegido. ¿Cómo se atreven a decirme: «Huye a las montañas para protegerte»?

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Biblia Reina Valera 1960

1 En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi alma, Que escape al monte cual ave?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Yo confío en la protección del Señor. Así que, ¿por qué me dicen: «¡Vuela como un ave a las montañas para ponerte a salvo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En el Señor he puesto mi refugio; ¿cómo dicen a mi alma: 'Huye, cual un pájaro, hacia el monte,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. Salmo de David. En YHVH me he refugiado, ¿Cómo decís a mi alma, Que escape al monte cual ave?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director. De David. Al Señor yo me acojo, ¿cómo osáis aún decirme: 'Vuela al monte como el ave?'.

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Salmos 11:1
21 Tagairtí Cros  

Asá clamó al Señor su Dios, y le dijo: «Señor, ¡nadie más puede ayudarnos, sino tú! Estamos aquí impotentes delante de esta multitud tan poderosa. ¡Señor Dios nuestro, ayúdanos! Porque confiamos en que tú puedes rescatarnos, y en tu nombre atacaremos a esta muchedumbre. ¡No dejes, Señor, que ningún ser humano se levante contra ti!».


¿No te acuerdas de lo que aconteció a los etíopes y a los libios y a su inmenso ejército con todos sus carros y jinetes? Ah, pero en aquella oportunidad pusiste tu confianza en el Señor, y él los entregó en tus manos.


Pero le contesté: ―¿Que yo, el gobernador, me ponga en fuga? Como no soy sacerdote no debo entrar en el santuario, ni siquiera para salvar la vida. ¡No, no lo haré!


¡Sálvame, oh Dios, pues acudo a tu amparo!


En ti confío, mi Dios. No permitas que me humillen. No dejes a mis enemigos que se alegren en mi derrota.


Pero yo confío en ti, Señor y digo: Tú eres mi Dios.


Confío en Dios ¿por qué temeré? ¿Qué podría hacerme un simple mortal?


En tus manos me he puesto, oh Señor, Dios mío, para que me salves de mis perseguidores.


No dejes que me devoren como leones, que me despedacen y me arrastren sin nadie que me libre.


Todos los que conocen tu misericordia, Señor, contarán contigo para que los auxilies, pues jamás has abandonado a quienes en ti confían.


Libérate, como se libera la gacela del cazador, o como se libera el ave de la trampa.


¿Recuerdas cómo se vanagloriaban: «Somos héroes, poderosos hombres de guerra»?


En ese momento unos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: ―Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.


Saúl entonces envió soldados para que vigilaran la casa de David y le dieran muerte cuando apareciera en la mañana. «Si no te vas esta noche —le dijo Mical—, mañana serás hombre muerto».


date prisa, date prisa, no esperes! El muchacho recogió la flecha y se la entregó a su señor.


Más tarde David fue a Mizpa de Moab a pedirle permiso al rey para que su padre y su madre vivieran allí bajo la protección real hasta que él supiera lo que Dios iba a hacer con él.


David se fue a vivir en las cuevas del desierto en la región montañosa de Zif. Un día, cerca de Hores, supo que Saúl iba hacia Zif en su busca. Saúl lo perseguía día tras día para matarlo, pero el Señor no permitió que lo encontrara.


Pero David se dijo: «Algún día Saúl me va a encontrar y me dará muerte, por lo tanto me iré a territorio de los filisteos hasta que Saúl deje de buscarme. Sólo así volveré a tener seguridad».


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