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Números 11:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Moisés oyó que las familias lloraban de pie delante de sus tiendas, y el furor del Señor se encendió. También Moisés se disgustó mucho, y

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces Moisés escuchó los lloriqueos de las familias a la entrada de sus carpas y el Señor se enfureció. Moisés también estaba muy molesto,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Moisés oyó que el pueblo lloraba, cada familia a la entrada de su tienda, mientras ardía la cólera de Yavé. Moisés se afectó mucho por eso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y oyó Moisés al pueblo, cómo familias enteras lloraban, cada cual a la entrada de su tienda. Y la ira de YHVH se encendió grandemente, y también fue desagradable ante los ojos de Moisés.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Oyó Moisés cómo el pueblo lloraba, familia por familia, cada uno a la entrada de su tienda. Y se encendió en gran manera la cólera de Yahveh. A Moisés le desagradó esto en gran manera

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Números 11:10
19 Tagairtí Cros  

Por el contrario, refunfuñaron en sus tiendas de campaña, y no obedecieron al Señor.


Señor, ¿no debo odiar a quienes te odian? ¿No detesto a los que te rechazan?


Cuando el Señor oyó esto, se puso muy furioso y su enojo se encendió contra Jacob, su ira ardió contra Israel.


Al ver esto, grande fue la ira de Dios, y él rechazó completamente al pueblo de Israel.


Por eso está encendida contra su pueblo la ira del Señor, por eso ha extendido su mano para aniquilarlos. Temblarán las colinas y los cadáveres podridos de su pueblo serán echados como basura a las calles. Pero aún así no se aplaca su ira, todavía levanta su mano sobre ellos.


Y la magnífica herencia que les tenía reservada se les escapará de las manos, y los enviaré a servir como esclavos a sus enemigos en tierras lejanas. Porque han provocado mi gran cólera la cual será muy difícil de aplacar.


El pueblo empezó pronto a quejarse, y el Señor lo oyó. Su furor se encendió contra ellos a causa de sus quejas, y el fuego del Señor empezó por destruir a los que se encontraban en uno de los extremos del campamento.


le dijo al Señor: «¿Por qué me has elegido a mí para darme una carga semejante con este pueblo?


El maná caía con el rocío de la noche.


y no le gustó el comentario de ambos, porque Moisés era el hombre más humilde del mundo, e inmediatamente convocó a Moisés, a Aarón y a Miriam al santuario: ―Vengan aquí los tres —ordenó. Entonces se presentaron ante el Señor.


Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos, y Dios se apartó.


Entonces todo el pueblo se apartó de las tiendas de Coré, Datán y Abirán. Datán y Abirán salieron y se pusieron a la puerta de sus tiendas con sus esposas, hijos e hijas.


Comenzaron a murmurar contra el Señor y a quejarse contra Moisés. ―¿Por qué nos trajiste desde Egipto para morir en este desierto? Aquí no hay nada para comer, nada para beber y ya estamos hastiados de este insípido maná.


Cuando Jesús se dio cuenta, se disgustó con los discípulos. ―Dejen que los niños vengan a mí —les dijo—, porque de quienes son como ellos es el reino de los cielos. ¡No se lo impidan!


Jesús, mirándolos con una mezcla de enojo y tristeza por la indiferencia que mostraban, le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Y al extenderla, se le sanó.


Porque mi ira se ha encendido como un fuego que quema los abismos profundos, consume la tierra y todos sus productos, y enciende las montañas con fuego.


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