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Nehemías 8:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo dijo: «¡Amén!», y levantaron las manos al cielo. Luego se arrodillaron y adoraron al Señor, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces Esdras alabó al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, con las manos levantadas, exclamó: «¡Amén! ¡Amén!». Luego se inclinaron y, con el rostro en tierra, adoraron al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces Esdras bendijo a Yavé, el Gran Dios, y todo el pueblo respondió con las manos en alto: '¡Amén! ¡Amén!' Luego se inclinaron y se postraron delante de Yavé con el rostro en tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y Esdras bendijo a YHVH, Ha-’Elohim Ha-Gadol.° Y todo el pueblo, alzando sus manos, respondió: ¡Amén! ¡Amén! Y reverenciando, se postraron ante YHVH rostro en tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Esdras bendijo a Yahveh, el Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: '¡Amén! ¡Amén!'. Y rostro en tierra, adoraron a Yahveh.

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Nehemías 8:6
30 Tagairtí Cros  

Pero Abram le contestó: ―Le prometí al Señor, el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no me quedaría con nada de lo que es tuyo, ni siquiera con un cordón o una correa de una sandalia. Así no podrás decir jamás: “Abram se hizo rico, porque se quedó con mis bienes”.


El criado, entonces, se arrodilló y adoró al Señor


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, para siempre y por siempre jamás!». Y todos los presentes dijeron: «¡Amén!», y alabaron al Señor.


Mientras permanecía todavía en presencia de toda la asamblea, David dirigió así sus alabanzas al Señor: «¡Señor, Dios de nuestro padre Israel, alabamos tu nombre ahora y para siempre!


Entonces David se dirigió a todo el pueblo y le dijo: «¡Alaben al Señor su Dios!». Ellos lo hicieron así, inclinándose a tierra delante del Señor y del rey.


Entonces el rey Josafat cayó en tierra, con el rostro contra el suelo, y todo el pueblo de Judá y de Jerusalén hizo lo mismo, y adoraron al Señor.


»Pero ahora quiero hacer un pacto con el Señor, Dios de Israel, para que su ira se aparte de nosotros.


Entonces el rey Ezequías ordenó a los levitas que cantaran algunos salmos de David y del profeta Asaf delante del Señor, lo que ellos hicieron con todo gozo, e inclinaron su cabeza y adoraron.


«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que le habló a mi padre David, y que acaba de cumplir la promesa que le hizo al decir:


Entonces, me sacudí la ropa y dije: ―¡Así sacuda Dios a todo aquel que no cumpla esta promesa! ¡Que así lo sacuda Dios y lo deje sin casa y sin ninguna propiedad! Y todo el pueblo gritó: ―¡Amén! Alabaron a Dios, y cumplieron lo prometido.


Mientras Esdras leía el rollo, Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías iban por entre el pueblo y explicaban el sentido de los pasajes que se estaban leyendo.


Alcen sus manos en santidad, y bendigan al Señor.


Que suba a tu presencia mi oración como una ofrenda de incienso; que hacia ti levante mis manos como un sacrificio vespertino.


Señor, alzo mis manos hacia tu santuario e imploro tu ayuda. ¡Ay, escucha mi clamor!


¡Bendigan al Señor, al Dios de Israel, cuya existencia data de un eterno pasado, y se extiende a un eterno porvenir! ¡Así sea! ¡Amén!


Te bendeciré mientras viva, alzando a ti mis manos en oración.


Porque el Señor es un gran Dios, el gran Rey de todos los dioses.


ustedes les responderán: “Es la celebración del paso del Señor, porque pasó de largo por los hogares del pueblo de Israel cuando mató a los egipcios. Pasó de largo por nuestras casas y no entró a destruirnos”». Y todos los israelitas inclinaron la cabeza y adoraron,


Los ancianos creyeron que el Señor los había enviado. Y cuando supieron que el Señor los había visitado, que había visto sus sufrimientos y había decidido rescatarlos, se regocijaron, se arrodillaron y lo adoraron.


―¡Bonitas palabras dices! ¡Ojalá se cumplan tus profecías! Espero que el Señor haga cuanto dices y traiga de Babilonia los tesoros de este templo, y a todos nuestros seres queridos.


Alcemos nuestros corazones y manos al Dios del cielo.


Entonces descendió fuego de la presencia del Señor, que consumió la ofrenda y la grasa que había sobre el altar. Cuando el pueblo vio esto, dio gritos de júbilo y adoró al Señor.


Se apartó un poco, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero hágase lo que tú quieres y no lo que quiera yo».


No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre. Amén”.


porque si alabas y das gracias a Dios en otro idioma, ¿cómo podrán alabar a Dios contigo los que no entienden tus palabras? ¿Cómo podrán decir «amén», si no saben lo que estás diciendo?


Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.


Por lo tanto, quiero que en todas partes los hombres oren, alzando ante Dios manos santas, libres de ira y resentimiento;


¡Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!, porque su misericordia es grande y nos ha hecho nacer de nuevo por medio de la resurrección de Jesucristo. Esto fue así para que tengamos una esperanza viva


Y los ángeles que, de pie, rodeaban el trono y los ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron delante del trono y adoraron a Dios,


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